Los dormitorios son la parte más “flexible” de la casa gallega. Su número se modificaba con mucha facilidad de acuerdo con las necesidades familiares de cada época, es decir, que bastaba tabicar una habitación si aumentaba el número de hijos. No era infrecuente la existencia de pequeñas habitaciones sin iluminación a las que se solía llamar “alcobas” y en donde cabía poco más que una cama y su mesilla. La Casa del Cuadrante tuvo, a lo largo de su historia, un número variable de dormitorios, además del principal. Los dormitorios secundarios se ubicaban en línea paralela a la fachada principal de la casa. Llegó a haber dos más de los existentes actualmente.